¿Cómo se hace el alambre de cobre?

Procesos Opcionales

El primer paso para hacer alambre de cobre es lo que se conoce como el proceso de trefilado. Se colocan varillas de cobre en una máquina, la cual empuja cada varilla a través de un dado de trefilado. El extremo donde entra la varilla al dado es del mismo tamaño que ésta, pero el dado se estrecha, lo que fuerza a disminuir el diámetro de la varilla de cobre; y ésta aumenta su longitud conforme es estirada. Esto por lo general se realiza varias veces utilizando dados cada vez más pequeños. El proceso de trefilado se ejecuta así hasta que la varilla de cobre original tenga el calibre adecuado para ser considerada como alambre. Terminado este primer paso, el alambre obtenido se lleva al proceso de recocido.

El proceso de recocido es bastante sencillo, pero muy importante en la manufactura del alambre de cobre (o de cualquier otro tipo). En el proceso de trefilado el cobre se trabajó en frío, lo cual significa que no se le aplicó calor. Debido a toda la tensión y al estiramiento, el cobre queda bastante quebradizo después del proceso de trefilado, no flexible como se necesita que sea el alambre de cobre. El alambre se coloca entonces en un horno eléctrico para recocido a fin de devolverle esa flexibilidad. El proceso de recocido permite que el metal se recristalice a su estructura original, suavizándolo de esa forma, pero manteniendo el cobre en estado sólido.

Técnicamente, una vez que concluyó el proceso de recocido el alambre de cobre está listo para usarse. Sin embargo, existen otros procesos típicos a los que se somete antes de eso. El alambre puede estañarse, que es cuando se recubre con una capa delgada de estaño, ya sea por inmersión en caliente en estaño líquido, o a través de un proceso de electrogalvanizado. El alambre de cobre puede también trenzarse en cables antes de ser vendido. Sin embargo, cuando concluyen cualquiera de estos procesos, el alambre de cobre se embobina en carretes, y de ahí en adelante, queda listo para usarse.