¿Qué comen las marmotas?

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Jupiterimages/Photos.com/Getty Images

La marmota, también llamada cerdo de suelo o cerdo silbador, es el miembro más grande de la familia de las ardillas y un residente común en la región oriental de los Estados Unidos y el norte de Canadá. Las marmotas son de color gris y marrón claro, y están cubiertas por pelos con la punta blanca que les dan una apariencia áspera. Los adultos pueden crecer más de dos pies (60,96 cm) de largo y pesar hasta 13 libras (368 gramos). Las marmotas viven en grandes cuevas subterráneas y emergen en las primeras horas de la mañana para alimentarse con una amplia gama de elementos que forman parte de su dieta.

Plantas silvestres

Las marmotas son fundamentalmente herbívoras que se alimentan de varios tipos de hierbas y malezas de la naturaleza. Prefieren alimentarse de plantas de hojas oscuras, como el trébol, diente de león, vara de oro y alfalfa. Tienen un apetito voraz y pueden consumir 1,5 libras (42 gramos) de verdes cada día, buscando el alimento en las primeras horas de la mañana o a última hora de la tarde.

Animales

Las marmotas ocasionalmente cazan otros animales para complementar su dieta. Los cazadores son oportunistas y comen huevos de aves, saltamontes, grillos, insectos y otros grandes invertebrados que encuentran mientras buscan alimento. Los animales cuentan con menos del 1% de la dieta general de la marmota, según la Universidad del Estado de Nueva York.

Alimentos estacionales

Tras salir de la hibernación invernal a principios de la primavera, las marmotas quitan y comen la corteza de árboles jóvenes de hoja caduca. Durante el verano se alimentan de frutos, tales como bayas, cerezas y manzanas, cuando caen al suelo.

Plantas agrícolas

Las marmotas en las zonas urbanas y aquellas que viven cerca de los campos son consideradas serias plagas, debido a su preferencia de alimentarse en los cultivos hortícolas, tales como frijoles, zanahorias, lechugas, maíz y guisantes, por su dieta natural. Las marmotas pueden ser muy difíciles de controlar, y si no se atienden, pueden diezmar grandes jardines y además dañar el paisaje con sus hábitos cavadores.