Cómo enseñar decodificación de palabras

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Decodificar es un término que refiere a la capacidad de deletrear. Los niños comienzan a aprender esta habilidad en el jardín de infantes y el aprendizaje continúa hasta el primer grado. Decodificar es fundamental para la lectura competente. Los niños deben ser capaces de mirar las letras rápidamente y procesar sus sonidos de forma automática para poder leer la palabra y continuar con la oración. Cuando los estudiantes tienen dificultades para recitar las palabras o pasan mucho tiempo intentando reconocerlas, su capacidad de comprensión de texto está comprometida. Es importante enseñarles estrategias de decodificación que puedan usar al leer de forma independiente.

Enseña los nombres de las letras y los sonidos. Un estudiante puede ser capaz de decodificar sin conocer los nombres de las letras, pero es importante que asocien sus correspondientes sonidos. Este entendimiento es llamado principio alfabético. Presenta una o dos letras por semana, incluyendo el sonido y la forma de cada una. Repasa a diario.

Demuestra la decodificación realizando actividades fonemáticas. Los niños deben alcanzar el conocimiento fonemático, el cual es la capacidad de escuchar los sonidos individuales de las palabras así como también producir nuevas palabras al manipular sonidos. Practica con palabras rimadas. Por ejemplo, di la palabra "gato". Y luego, "si saco la letra T y pongo una N en su lugar, ¿cuál será la nueva palabra?".

Divide las palabras para que los niños puedan ver que las mismas están hechas de sonidos separados y unidos entre sí. Di una palabra de tres letras como "sol". Luego lee cada sonido lentamente. Repite la palabra. Luego de que los niños te escuchen hacer esto varias veces, lee una palabra y haz que ellos digan los sonidos que oyen.

Demuestra cómo unir letras. Escribe una palabra en la pizarra. Comienza con una palabra sencilla como "sol". Escribe las letras separadas entre sí. Coloca tu dedo debajo de cada una, diciendo cada sonido lentamente. Escribe "sol" nuevamente con las letras un poco más cerca. Apunta a cada una, diciendo los sonidos un poco más rápido. Por último, escribe la palabra normalmente, apuntando a las letras y uniendo los sonidos, para que los niños puedan escuchar la palabra pronunciada.