Problemas en la administración educativa

El sistema educativo no funcionará de forma eficaz con una administración débil de la escuela. La administración eficaz comienza con dirigentes que saben cómo motivar a profesores y estudiantes. Los buenos dirigentes también saben cómo conseguir la ayuda de la comunidad para mejorar las escuelas para todos los afectados. Si los dirigentes permiten relaciones personales o aspiran a tomar sus propias decisiones, el entorno escolar puede volverse lleno de desconfianza. Esta falta de unidad y trabajo en equipo conllevará un pobre rendimiento académico.

Política

Los problemas en la administración educativa parten de una falta de liderazgo. Los funcionarios de la administración escolar son normalmente antiguos profesores o directores que han trabajado duro para obtener dichos trabajos y tienen muchos años de experiencia. Pero la experiencia no necesariamente cualifica a una persona para ser dirigente. Los administradores educativos deben adherirse a las políticas, incluso si no están de acuerdo personalmente con ellas. Si se hacen excepciones, se realizan con el firme propósito de servir a un bien superior. Los buenos dirigentes transigen sin sacrificar la integridad del sistema.

La confusión se crea cuando los administradores no tienen líneas de comunicación abiertas y regulares con la plantilla de profesores o con sus superiores. A causa de las enormes responsabilidades, los directores tienden a convertirse en menos accesibles, lo que lleva a menos interacción personal, que es muy importante para profesores y estudiantes. En su lugar, normalmente estas actividades se realizan en reuniones generales debido a la falta de tiempo. El profesorado tiende a percibir que le están sermoneando, en vez de involucrarlos con un discurso con significado. Si este método no es efectivo con los estudiantes en clase, los administradores no pueden esperar que funcione con la plantilla.

El ambiente de clase profesor-estudiante está relativamente protegido. La relación de la clase es una relación cercana que se cultiva mediante la interacción diaria. Una desconexión puede producirse cuando un nivel similar de familiaridad no se produce entre profesores, directores y dirigentes de distrito. Esto provoca resentimiento por parte de los profesores, que perciben una falta de preocupación y prioridades alteradas por parte de sus superiores. Cuando los profesores se indignan, su rendimiento se resiente, al igual que el logro de los estudiantes. La desconexión también la notará la comunidad si el distrito escolar es visto como una institución rival.

Un problema importante puede acontecer en las escuelas cuando con algunos profesores, padres o dirigentes de la comunidad se muestran favoritismos basados en el grado de influencia o relaciones con los administradores. Muchas veces, esta parcialidad no es intencionada; es más sencillo apaciguar que emplear mucho tiempo en una batalla por conseguir la voluntad de alguien al que se le conoce por ser público su descontento o que amenaza con llamar a los dirigentes educativos del distrito y la región. Un administrador eficaz tomará decisiones basadas en lo que se cree que es lo mejor para el estudiante y se mantendrá firme en su posición como defensor de los niños.

En las escuelas que tienen dirigentes electos y comités escolares, la competencia y la ambición feroz pueden causar un problema cuando estas inquietudes tienen más importancia que el propósito principal de la educación. Los directores que prefieren un candidato a otro pueden tratar de persuadir a los profesores para serle afines. Algunos candidatos pueden utilizar resultados de pruebas bajos y alto índice de abandono escolar como armas para forzar a los dirigentes actuales a abandonar sus posiciones y, de ese modo, conducir al distrito a una dinámica negativa. Si las comunidades no ven a sus dirigentes educativos como personas íntegras, su motivación para participar en proyectos de mejora escolar desaparece, afectando negativamente al futuro de la educación de sus hijos.